11 de febrero de 2010

LO QUE NO VA A PASAR EN ESPAÑA







Lo que no va a pasar en España 

Por Carlos Salas 








Turbulencias en los mercados, dudas sobre la credibilidad española, paro, déficit, manifestaciones, pensionazos… ¿Conducirá eso a un hundimiento nunca visto? La respuesta es no.
Es una afirmación que quizá no guste a los catastrofistas pero la credibilidad del Reino de España para pagar sus deudas es tan sólida como el juego de nuestra selección de fútbol. ¿Podría España suspender pagos? Es casi imposible porque no estamos en el siglo XVI, porque España es uno de los países más ricos del mundo, y porque España está en el euro.

La deuda del Reino de España es una de las cuestiones que se ha puesto en duda en las últimas semanas. Veamos cómo funciona. El Estado español pide dinero a otros países y se compromete a devolverlo con sus intereses en una fecha prevista. Así de sencillo. Igual que cualquier familia española que pide un crédito hipotecario.

El instrumento que se emplea para certificar ese compromiso se llama Letra, Bono u Obligación. Las Letras son peticiones de préstamo a corto plazo, entre seis meses y un año y medio, más o menos. Los Bonos entre un año y medio y tres. Y las Obligaciones suelen durar muchos más años.
¿Cuánto debe España?
Durante ese tiempo, el Estado español paga unos intereses a las personas que han comprado esa deuda. ¿Por qué se originó este follón? Porque este año, el Reino de España debe pagar muchas Letras y Bonos emitidos hace tiempo y alguien pensó que no íbamos a devolverlo.

¿Y cuánto debemos? Este año, tendremos más o menos medio billón de euros de deudas. ¿Mucho? Parece una cifra desorbitante pero todavía no lo es. Las grandes economías europeas tienen incluso más deudas. Para conocer si es mucho o poco, se suele comparar la deuda con la riqueza de cada país. 

Ese patrimonio es el PIB, el producto interior bruto, es decir, la suma de bienes y servicios que producimos en un año. El PIB español es uno de los más altos del mundo: más de un billón de euros.
El Pacto de Estabilidad
Eso significa que nuestra deuda es inferior al 60% de nuestra riqueza productiva. ¿Por qué hablamos del 60%? Porque es una de las cifras del llamado Pacto de estabilidad. Los países que se adhirieron al euro, se comprometieron a no endeudarse más de un 60% de su PIB. 

Seguramente pasaremos esa cifra dentro de poco y llegaremos al 70% pero otros países europeos están aún peor porque han tenido que gastar mucho dinero (nosotros también), para afrontar la crisis económica. Por cierto, aunque no sea de la zona euro, la deuda de Japón equivale al 240% de su PIB y el país sigue vivo.
Números rojos en el Estado
Y aquí viene otra cifra. El Pacto de Estabilidad reguló que cada país de la zona euro no tuviera un déficit fiscal de más del 3% del PIB. El déficit fiscal es lo mismo que nos sucede a todos cuando nuestro banco nos llama y nos dice que "tenemos un descubierto", esto es, que ese mes, hemos gastado más que lo que hemos ingresado. Tuvimos superávit hasta 2008.

El déficit español es ahora del 11%. Todo eso se ha debido a dos causas que han actuado al mismo tiempo: debido a la crisis, cae la actividad económica y el Estado recauda menos impuestos. Pero debido a la misma crisis, el Estado tiene que gastar más dinero para ayudar a los parados, a los pensionistas, y para recuperar la economía. Es una paradoja, claro.

La actividad económica, como se ha dicho antes, se mide por la riqueza creada cada año. Lo malo es que no hemos crecido sino todo lo contrario: nuestra economía es más pequeña debido a la crisis.
Inversores y pérdida de credibilidad
Y aquí es cuando entran los fondos de inversión y la credibilidad. Lo que ha sucedido en las últimas semanas es que los grandes inversores internacionales, los mismos que han metido dinero en la economía española en tiempos buenos, los mismos que compran deuda española porque les parecemos un país serio, pues en este caso se han rascado la barbilla y han barruntado que si el Estado ingresa menos dinero, y si ese Estado sigue gastando, no vamos a pagar las deudas. 

Lo mismo piensan de Grecia, que está en peor posición económica que España, pues su deuda supera el 100% del PIB. Sucede que nos metieron en el mismo saco.

La reflexión tiene un fondo de sensatez porque los inversores internacionales han observado que España es el país con más parados de la zona euro. Casi un 20%. Y un parado no genera riqueza y por lo tanto, el Estado no recoge ningún beneficio vía impuestos.

Dado que el gobierno español no tenía ninguna carta en la manga como por ejemplo, un plan de ahorro nacional, una reforma laboral para relanzar el empleo, o un plan de estímulo audaz, los inversores internacionales han puesto una cruz a la economía española.
¿Qué tienen que ver los tipos de interés?
Cuando un inversor internacional pone en duda una economía, esa economía tiene que ofrecer más anzuelos para que sigan comprando bonos españoles. Ese anzuelo son los tipos de interés. 

Los tipos de interés de la deuda europea se comparan siempre con los alemanes. Por ejemplo, ya estábamos ofreciendo un 1% más que los bonos alemanes para que picaran los inversores. Eso sale caro porque significa que hay que pagar más intereses cuando venza el contrato. 

Si esa economía no espabila, entonces se irá encareciendo la deuda hasta un momento insoportable. Y los inversores dejarán de picar.
La bolsa, un termómetro de la Economía
Uno de los termómetros de las dudas internacionales siempre es la Bolsa. Ahí aparecen los grandes fondos de inversión y los llamados 
hedge funds (de alto riesgo, porque entran y salen rápidamente de un país como quien entra y sale de un bar de copas). 

Estos fondos creyeron por un momento que España no era muy fiable, y cruzaron operaciones de salida de la deuda española. Como consecuencia de todo ello, las Bolsas cayeron bastante la semana pasada -en un día, un 6%- por culpa del contagio.
Pero como de grandes males surgen grandes remedios, todo ese vendaval se tranquilizó cuando el Gobierno español espabiló y presentó ciertos signos positivos: el viernes pasado, empresarios y sindicatos se comprometieron en La Moncloa y en firme a llegar a un acuerdo para reformar los modelos de contratos. 

Una semana antes, el gobierno español anunció (es solo un estudio) que la edad de jubilación se retrasará a los 67 años desde los 65 actuales. Significa que nuestros trabajadores serán más productivos. El lunes pasado, los empresarios y los sindicatos llegaron a otro acuerdo para que los salarios no suban más de un 1% al año en el próximo trienio. Contención de gastos. Y para completar todo, el gobierno visitó la plaza financiera más importante de Europa, que es Londres, para afirmar que el 2013 se reducirá el déficit a niveles normales, que reducirá los gastos en 50.000 millones de euros, y que la economía va a crecer.
¿Y va a crecer la economía?
La última cifra que se conoció fue que de octubre a diciembre del año pasado, la economía se encogió un 0,1%. Es verdad que estamos hablando de decrecimiento, pero ¿saben cuánto decrecíamos hace un año? Un 1,6%. 

Lo cual quiere decir que este trimestre o a más tardar, el próximo podríamos estar creciendo por primera vez en muchos meses. 
Los sindicatos han amenazado con manifestarse contra el proyecto de reformar las pensiones, pero ese proyecto ni siquiera ha entrado en el Parlamento, con lo cual será como manifestarse contra un dolor de muelas que aún no ha llegado. Todo hace pensar que tanto los sindicatos, como los empresarios, llegarán en pocas semanas a un acuerdo para relanzar la economía y crear empleo. Y es lo que necesitábamos.
¿Qué culpa tiene Zapatero?
Lo que se le puede achacar al gobierno español es no haber intervenido a tiempo. En noviembre de 2008, dos meses después del estallido de la crisis (cuando cayó el banco Lehman), Alemania puso en marcha un plan para estimular el consumo que consistió en dar 2.500 euros por coche nuevo comprado. 

Además, reformó su Inem local para hacerlo más eficiente, y encima, creó un sistema por el cual, aquellas empresas que estuvieran afrontando problemas por la caída de las ventas, no se vieran obligadas a echar a sus trabajadores sino que les redujeran la jornada laboral. 

Para evitar que estos trabajadores vieran mermados sus ingresos mensuales, el estado alemán les pagaba la diferencia. Ventaja: que en lugar de gastar ese dinero en parados, el estado lo traspasa a trabajadores que conservan sus puestos de trabajo, y como éstos se sienten seguros y confiados, consumen más productos. Luego, el estado recupera vía IVA parte de lo gastado. El paro en Alemania no ha crecido y cada mes hay más confianza en la recuperación.
Medidas tardías
Pero el gobierno español no puso en marcha esas medidas sino en junio del año pasado. Además, el Plan E (inversión anual de 8.000 millones de euros en infraestructuras que canalizan los ayuntamientos), a pesar de que ha amortiguado parte de la crisis, no ha contenido eficientemente la cola del paro. Ahora, se espera que empresarios, sindicatos y gobierno pacten una reforma laboral que incluya las ventajas del "modelo alemán". Más vale tarde que nunca.

Las economías más fuertes del mundo ya se están recuperando. Eso ayudará a recuperar la economía española, si bien bajar la cifra de cuatro millones de parados no a ser algo instantáneo. La Bolsa parece haber recuperado la confianza de los inversores, y desde luego, lo que ya nadie pone en duda es la capacidad de nuestro país de pagar sus deudas. Afortunadamente, somos un país serio.